domingo, 10 de agosto de 2008

La anarquía romántica


De quien podría terminar siendo el héroe en Batman.

Debo confesar que compre y vi Batman con mucho escepticismo. Ese que me dice que una película taquillera no puede ser tan buena, un prejuicio de por mas injustificado. Y este, a su vez, iba unido a la idea de que la actuación de Heath Ledger no me parecería tan buena, o por lo menos no tanto como me la pintaban.

Creo que me equivoque rotundamente. La actuación de Ledger como Guasón es de antología, la película es muy buena y las reflexiones que plantea sobre la sociedad y su orden, la moralidad y la condición humana trascienden el cliché conservador hollywoodense del buen cristiano.

Como ya había leído, la actuación del fallecido actor (Ledger) como Guasón se roba todos los protagonismos. Fuera de causar risa con una personalidad trastornada pero graciosa al fin, Guasón no es un villano imbuido en su alter ego performativo (el del payaso malévolo), sino un autentico desadaptado que es a la vez el mismo y su personaje que inspira escalofríos. Y es oscuro, perverso y a la vez un romántico e idealista. Lleva al extremo una concepción hobbesiana del hombre y quiere comprobar su teoría, lograr que con el caos (en principio de Gótica), se llegue al estado de naturaleza primigenio, en el que prevalezca el yo. Pretende demostrar que el hombre ha instituido un stablishment que le da seguridad, al precio de su irrestricta y peligrosa libertad, para no sentir miedo, el miedo al otro que lo amenaza, a el y a su familia.

Y logra mucho, pues su razonamiento no es incoherente, sino extremista, como nos lo puede parecer el extremismo ideológico. Y como todo extremismo, siempre encuentra adeptos, uno de ellos, un hombre que ve cegado su sentido del orden, de la justicia y de la sociedad, el mismo que en principio quería detenerlo, porque como todos, sentía miedo, el fiscal de Gótica Harvey Dent.

Lo que vemos en Dent es una metamorfosis que vence la moral tradicional, herramienta de la dominación política, para configurarse un nuevo rango de lo bueno y lo malo, lo justo e injusto, que en este caso termina siendo la suerte, la indeterminación del futuro, no predispuesto ya hacia lo políticamente correcto (lo que ayudaría a la preservación de la especie), sino a cualquiera de las posibilidades que plantee un hecho determinado ( un horizonte de eventos). Y así, el nuevo fiscal, la versión Mr. Hyde de Harvey Dent, “Dos caras”, es capaz de matar a un niño, al hijo del teniente Jim Gordon, pues no existe ya en su mundo un imperativo categórico que lo prohíba, una conciencia del pecado o de la perversidad del acto. Simplemente matarlo es la segunda posibilidad, tan patentizable como no matarlo, un 50 – 50.

Entonces, ¿no podemos darle la vuelta al asunto y ver al Guasón como el héroe de un mundo esclavizado por sus propios miedos?, esto sobretodo se vería reforzado porque lo del Guasón es puramente ideológico. No existe ni pizca de pragmatismo en sus ideales, no es capaz de regularlos para que sean más alcanzables. Es hasta cierto punto la conciencia de la imposibilidad de la perfección, el melancólico sueño megalómano del Caligula de Camus, que quería la luna y murió en tal empeño.

Cosa distinta encontramos en Batman, quien es capaz de sacrificar cosas y personas a fin de vencer el crimen, de restaurar el orden. Siendo así, no se entrega a pesar de las muertes que están asolando Gótica. Y no lo hace precisamente por el sentido de pragmatismo que acompaña su buena moral: si se entregara, el crimen volvería a reinar y nadie lo podría combatir.

Extremando el argumento, finalmente Batman es otra de las victimas del miedo que consume a la sociedad. Hombre rico, teme el desmoronamiento de su fortuna por efectos del nuevo caos que se esta apoderando de Gótica. Y sus preceptos de buena conducta, su clara distinción entre lo bueno y lo malo podrían terminar siendo no mas que la cobertura ideológica de un sentimiento primitivo, el mismo que comparte con todos. No se trata de reducir su filantropía a un interés mezquino y económico, eso seria darle una lectura marxista al asunto, pero definitivamente existe una conjugación de factores en el accionar de Batman, conjugación que pareciera no existir en Guasón. El vence el dogma del fin económico como fin de toda acción humana, reductible así a su mínima expresión. Y lo hace en una escena en especial, cuando recibe dinero por su accionar por parte de la mafia (ese informe conglomerado de maleantes de todo tipo que existe en Gótica), y lo quema frente a uno de los jefes de la misma. Porque como el mismo lo dice, la mafia actúa solo por dinero, haciendo cálculos de costo beneficio. Y así también actúa la policía, como conspiracionista, ideando planes y trazando estrategias, estableciendo un orden y una predictibilidad aun en el futuro, un correcto accionar que le devuelve al hombre el control y seguridad en el mundo. Y Guasón se encarga de romper ese orden, de demostrar cuan endebles pueden terminar siendo las estrategias trazadas por grupos organizados, introduciendo el factor pánico, miedo y descontrol en lo predictible del desarrollo correcto de una captura (policía) o un asesinato planeado (la mafia).

Pero así como se desata la lucha en el accionar, y con ella una pugna argumental en toda la película, finalmente vemos vencer a una de ellas. Y el fin es el de esperar, y es en lo que la película termina siendo analogable a todas las demás, el “bien” vence, Guasón es detenido y los dos ferris en los que Guasón experimentaba (haré con ustedes un experimento social) la condición humana como individualista, se salvan, y lo hacen precisamente porque el hombre no es tan hobbesiano como el villano creía, y el sentimiento comunitario, o podría ser la carga que acarrearía en la conciencia el haber sido responsables de las muertes de otros, hace que ninguno de los dos bandos oprima el botón que hacia explotar al otro barco. Batman sostiene una conversación, convulsionada e invertida, con Guasón y en ella bosqueja una explicación de todo. No se matan porque no son como Guasón, anarquistas hobbesianos, hombres que viven irrestrictamente o mueren en el intento ( la irrestriccion sin embargo, seria tan solo exterior, pues los conflictos interiores deberían seguir configurando una paradoja difícil de vencer, no tanto así para Guasón que parece estar convencido racionalmente de su actuar). En su lugar, algo une a los hombres en una comunidad que necesita orden ¿miedo?¿cariño?, eso queda abierto porque podría ser tanto una como la otra, o una conjunción de ambas, otra vez, como un punto medio que siempre prevalece, una mesura lejana al romanticismo de Guasón, el romanticismo oscuro, y de la pura bondad de la moral tradicional.

El punto cumbre, mas que la muerte de la primera victima de la locura extremista de Guasón, la del propio fiscal Harvey Dent, pareciera ser cuando Guasón le muestra a Batman lo desesperante de su situación. Batman no lo matará por un informe sentido de la moralidad, que le prohíbe matar aun a un hombre deplorable, y Guasón no lo hará pues luchar con Batman lo divierte.

El crimen sigue pues toda sociedad siempre lucha para combatir a las fuerzas que van en contra de la legalidad instituida, y Batman termina siendo el villano de una ciudad en la que como cualquiera, los superiores son temidos por el conjunto, es el villano perfecto para ser buscado y odiado, pues su accionar siempre es ambivalente, como el de todos, y por tanto odiado, como el de todos.