Una de las narraciones buditas mas conocidas cuenta que Buda, durante uno de sus peregrinajes para extender su mensaje a lo largo de los montes Himalayas, entró en los dominios de un conocido asesino y maleante, Angulimala. Este, al ver la tranquilidad y parsimonia de Gautama, mientras cruzaba por sus territorios, se indigno y emprendió una carrera para alcanzarlo. Pero veía, que por más que se esforzaba, no lograba alcanzar "al iluminado", así que se rindió y llamó a Buda, para increparle por el extraño arte mágico que estaba usando para que Angulimala no lo pudiese alcanzar. Buda respondió usando un razonamiento que, con matices distintos, también se ha sostenido en la filosofía occidental.
Angulimala se veía impedido de alcanzar al Buda, pues este se encontraba en el Nirvana, exento de los impulsos y pulsiones que generan el sufrimiento humano. El Nirvana era entonces, una especie de ana-temporalidad o ana-cronismo, entendido como la ausencia de la dimensión temporal. La muerte es la desilusión madre de todas las desesperaciones y angustias humanas; pero, sin embargo, deshacerse de ella mediante el Nirvana, brinda la paz interior que ostentaba Buda en su encuentro con Angulimala. Lo que Gautama hacia en realidad, era caminar por fuera del tiempo y su linealidad fatalista. Contemplaba la infinitud de un pasado de reencarnaciones y era, a la vez, consciente de la insignificancia de ese instante (su encuentro con Angulimala) para la infinitud del porvenir. Es mas, tal vez ni siquiera contemplaba una linealidad de infinitos a ambos lados, pasado y futuro, sino lo que veía era un ciclo que se repetía a si mismo en la infinitud. ¿Y no es ello más angustiante? San Agustín, sobre Platón y su concepción del tiempo, escribía alguna vez: "El año platónico es un curso de siglos después del cual todas las cosas recobrarán su estado anterior, y Platón, en su escuela, de nuevo explicará esta doctrina" ¿No es esta una visión desesperanzadora? ¿No inhibe la posibilidad de un destino para la existencia humana y lo reduce todo al tedio de un sin-sentido repetitivo?.
Tal vez en ello el budismo nunca haya sido tan nihilista. Las enseñanzas del Buda sostienen que una vida virtuosa conduce a una buena reencarnación, con su correlato en el vicio. Lo mismo aparece en muchos escritos platónicos. Vidas buenas, reencarnaciones nobles y vidas viciosas, reencarnaciones decadentes. Es un ciclo no tan sistemático (entendido como la repetición de lo mismo) y mucho mas estructural. Algo así como el despliegue del espíritu en Hegel. Nunca cambios radicales, pues el en si terminará siendo hacia el final del despliegue, nada mas que un nuevo en si, ligeramente distinto al anterior. Las vidas entonces, nunca serán iguales y solo ligeramente distintas entre si; pues jamás un vicioso reencarnara en un virtuoso, sino que el camino entre uno y otro será progresivo. ¿Y una vez recorrido todo el rango de moralidad humana? La ciencia moderna ha podido llegar al siguiente enunciado lógico: Con un espacio finito y un tiempo infinito, el tiempo es circular. La cantidad de probabilidades en un espacio finito son inherentemente finitas, y si hablamos del universo, hablamos de un finito muy abultado en cifras...pero finito al fin!. Es decir que la concepción del tiempo como cíclico no es tan descabellada como lo creyó la escolástica o la tradición judeocristiana.
Por otro lado, tenemos otra narración, esta vez en forma de paradoja, que remite a la impotencia de un sujeto A para alcanzar a un sujeto B. Es la conocida paradoja de Zenón. Esta vez, el ítem es el movimiento. Zenón, discípulo de Parmenides, el filosofo del ser, recurre a la imposibilidad del movimiento para negar la existencia del no-ser. En la paradoja, se da un tiempo determinado a la tortuga para sacar una ventaja frente a Aquiles, y luego del mismo, Aquiles sale a su encuentro. Zenón sostiene que el espacio entre ambos, que se estableció al inicio, es insalvable. Dicho espacio es divisible en mitades sucesivas hacia el infinito, y entonces, Aquiles no puede alcanzar ni rebasar a la tortuga, y es mas, ni siquiera puede moverse del punto inicial.
A pesar de que se ha tratado esta paradoja como una hábil treta pero evidentemente absurda, es cierto también que se han dedicado muchos escritos a la misma. Existen, por un lado, historiadores que encuentran la paradoja y su correlato popular en la conocida Fabula de Esopo sobre la liebre y la tortuga.
Por otro lado, existen ensayos sicológicos (sobretodo de tendencia freudiana y lacaniana) orientados a estudiar la relación entre el perseguidor y el perseguido. Dichos ensayos enuncian la sensación de incompletitud, carencia y deseo del sujeto perseguidor hacia el perseguid; y, por otro lado, la sensación de acecho y temor del perseguido. El perseguido no puede distender su paso, pues siempre tiene detrás al perseguidor; y este a su vez, y a pesar de sus esfuerzos, no puede más que mantener la distancia. Es una necesidad mutua.
Pero para la filosofía ¿Que significa negar el movimiento? Significa otra vez, ubicarnos en la completitud invariable, esta vez no temporal sino espacial. El ser es único e inamovible, ingénito e imperecedero, son algunas características del ser parmenideo. Su inamovilidad responde a la cuestión de que algo no pueda ser, y no-ser al instante siguiente, producto del movimiento. Es la composición armónica de el uno, que tampoco permite movimiento a su interior, pues genera desequilibrio; y a su vez, el mismo no puede moverse todo, pues su movimiento implica desplazamiento desde el ser (el mismo) hacia algo distinto ¿El no-ser?, esta es una vía bloqueada. La solución asumida por Zenón fue la de negar por completo el movimiento.
Se dice que el problema del movimiento fue solucionado por la filosofía post-parmenidea en varios intentos. Desde los atomistas, pasando por Platón y terminando en la sofisticada respuesta de Aristóteles sobre potencia y acto, la primera gran tarea de la filosofía fue poder hacer coherente el mundo inmediato de las cosas con la abstracción lógica de Parmenides.
El perseguidor y el perseguido, la imposibilidad del perseguidor frente al perseguido, han sido, como vemos, temas recurrentes no exclusivos de la meditación occidental; y es mas, muchos sostiene que el ítem del movimiento y la concepción cíclica del tiempo, son prestamos orientales al pensamiento griego.
Angulimala se veía impedido de alcanzar al Buda, pues este se encontraba en el Nirvana, exento de los impulsos y pulsiones que generan el sufrimiento humano. El Nirvana era entonces, una especie de ana-temporalidad o ana-cronismo, entendido como la ausencia de la dimensión temporal. La muerte es la desilusión madre de todas las desesperaciones y angustias humanas; pero, sin embargo, deshacerse de ella mediante el Nirvana, brinda la paz interior que ostentaba Buda en su encuentro con Angulimala. Lo que Gautama hacia en realidad, era caminar por fuera del tiempo y su linealidad fatalista. Contemplaba la infinitud de un pasado de reencarnaciones y era, a la vez, consciente de la insignificancia de ese instante (su encuentro con Angulimala) para la infinitud del porvenir. Es mas, tal vez ni siquiera contemplaba una linealidad de infinitos a ambos lados, pasado y futuro, sino lo que veía era un ciclo que se repetía a si mismo en la infinitud. ¿Y no es ello más angustiante? San Agustín, sobre Platón y su concepción del tiempo, escribía alguna vez: "El año platónico es un curso de siglos después del cual todas las cosas recobrarán su estado anterior, y Platón, en su escuela, de nuevo explicará esta doctrina" ¿No es esta una visión desesperanzadora? ¿No inhibe la posibilidad de un destino para la existencia humana y lo reduce todo al tedio de un sin-sentido repetitivo?.
Tal vez en ello el budismo nunca haya sido tan nihilista. Las enseñanzas del Buda sostienen que una vida virtuosa conduce a una buena reencarnación, con su correlato en el vicio. Lo mismo aparece en muchos escritos platónicos. Vidas buenas, reencarnaciones nobles y vidas viciosas, reencarnaciones decadentes. Es un ciclo no tan sistemático (entendido como la repetición de lo mismo) y mucho mas estructural. Algo así como el despliegue del espíritu en Hegel. Nunca cambios radicales, pues el en si terminará siendo hacia el final del despliegue, nada mas que un nuevo en si, ligeramente distinto al anterior. Las vidas entonces, nunca serán iguales y solo ligeramente distintas entre si; pues jamás un vicioso reencarnara en un virtuoso, sino que el camino entre uno y otro será progresivo. ¿Y una vez recorrido todo el rango de moralidad humana? La ciencia moderna ha podido llegar al siguiente enunciado lógico: Con un espacio finito y un tiempo infinito, el tiempo es circular. La cantidad de probabilidades en un espacio finito son inherentemente finitas, y si hablamos del universo, hablamos de un finito muy abultado en cifras...pero finito al fin!. Es decir que la concepción del tiempo como cíclico no es tan descabellada como lo creyó la escolástica o la tradición judeocristiana.
Por otro lado, tenemos otra narración, esta vez en forma de paradoja, que remite a la impotencia de un sujeto A para alcanzar a un sujeto B. Es la conocida paradoja de Zenón. Esta vez, el ítem es el movimiento. Zenón, discípulo de Parmenides, el filosofo del ser, recurre a la imposibilidad del movimiento para negar la existencia del no-ser. En la paradoja, se da un tiempo determinado a la tortuga para sacar una ventaja frente a Aquiles, y luego del mismo, Aquiles sale a su encuentro. Zenón sostiene que el espacio entre ambos, que se estableció al inicio, es insalvable. Dicho espacio es divisible en mitades sucesivas hacia el infinito, y entonces, Aquiles no puede alcanzar ni rebasar a la tortuga, y es mas, ni siquiera puede moverse del punto inicial.
A pesar de que se ha tratado esta paradoja como una hábil treta pero evidentemente absurda, es cierto también que se han dedicado muchos escritos a la misma. Existen, por un lado, historiadores que encuentran la paradoja y su correlato popular en la conocida Fabula de Esopo sobre la liebre y la tortuga.
Por otro lado, existen ensayos sicológicos (sobretodo de tendencia freudiana y lacaniana) orientados a estudiar la relación entre el perseguidor y el perseguido. Dichos ensayos enuncian la sensación de incompletitud, carencia y deseo del sujeto perseguidor hacia el perseguid; y, por otro lado, la sensación de acecho y temor del perseguido. El perseguido no puede distender su paso, pues siempre tiene detrás al perseguidor; y este a su vez, y a pesar de sus esfuerzos, no puede más que mantener la distancia. Es una necesidad mutua.
Pero para la filosofía ¿Que significa negar el movimiento? Significa otra vez, ubicarnos en la completitud invariable, esta vez no temporal sino espacial. El ser es único e inamovible, ingénito e imperecedero, son algunas características del ser parmenideo. Su inamovilidad responde a la cuestión de que algo no pueda ser, y no-ser al instante siguiente, producto del movimiento. Es la composición armónica de el uno, que tampoco permite movimiento a su interior, pues genera desequilibrio; y a su vez, el mismo no puede moverse todo, pues su movimiento implica desplazamiento desde el ser (el mismo) hacia algo distinto ¿El no-ser?, esta es una vía bloqueada. La solución asumida por Zenón fue la de negar por completo el movimiento.
Se dice que el problema del movimiento fue solucionado por la filosofía post-parmenidea en varios intentos. Desde los atomistas, pasando por Platón y terminando en la sofisticada respuesta de Aristóteles sobre potencia y acto, la primera gran tarea de la filosofía fue poder hacer coherente el mundo inmediato de las cosas con la abstracción lógica de Parmenides.
El perseguidor y el perseguido, la imposibilidad del perseguidor frente al perseguido, han sido, como vemos, temas recurrentes no exclusivos de la meditación occidental; y es mas, muchos sostiene que el ítem del movimiento y la concepción cíclica del tiempo, son prestamos orientales al pensamiento griego.
1 comentario:
Vayamos por partes, primero que nada, saliendo de la parte introductoria. Mencionas lo siguiente ”Las vidas entonces, nunca serán iguales y solo ligeramente distintas entre si”; luego haces referencia en que un vicioso al reencarnar jamás lo haría en forma de un virtuoso. Sin embargo, es en este punto donde empiezo a encontrar ciertas peculiaridades que no te favorecen.
Según las enseñanzas budistas sobre la reencarnación una persona viciosa no reencarnaría en principio en una persona, sino en un animal o planta desdichados. La idea de esto es que en cierta forma se pague por lo hecho en una vida pasada y se limpie el Karma de alguna manera. En todo caso pongámonos en el supuesto que al reencarnarte seas una persona, la idea no es que siguas siendo vicioso, sino que las condiciones de vida que se te otorgaría sería poco favorable o con menos bienestar, con una serie de obstáculos. Lo que propone el budismo entonces es que si vives una vida viciosa, la vida que te tocará una ves te reencarnes será menos dichosa y más difícil. Lo que implicará un mayor esfuerzo para poder tener una vida plena y aspirar algún día al Nirvana que hablaste al comienzo de tu artículo.
Por otro lado, en el budismo el tiempo no tiene importancia, no importa si es cíclico o continuo, ellos utilizan el circulo para entablar que buscar un principio no tiene importancia realmente, pues un circulo no tiene un lugar específico donde empiece, por lo tanto el budismo no le toma mucha importancia al tiempo o incluso al espacio. Esto no significa necesariamente que el tiempo sea circular.
Para sustentar tu argumento que el tiempo es de naturaleza circular postulaste que la ciencia moderna llega a esa conclusión al proponer que el espacio es finito y el tiempo infinito y por ende es circular. Sin embargo, la modernidad puede basar sus postulados en cosas inciertas, no seguras, no verdaderas. ¿Qué axiomas nos llevan a postular lo que dijiste anteriormente? ¿Cómo podemos saber si el espacio es o no finito? ¿Cómo determinar si el tiempo tuvo o no un principio? No hay nada que nos permita conocer eso. ¿Por qué pensar que el espacio es finito? Si el espacio fuera curvo y se doblara sobre si mismo tampoco tendría un principio ni un fin. Y esta concepción espacial no es descartada ni resulta jalada de los pelos, pues bajo un modelo matemático, describe a manera fidedigna muchos hechos cosmológicos que la física clásica no termina de explicar. Sin contar que el espacio que percibimos de 3 dimensiones podría ser aún más complejo y contar con un mayor número de dimensiones espaciales enrolladas entre sí (esto tampoco es alocado pues explica teorías inexplicables de otras maneras). Como podrás darte cuenta, afirmar cosas sobre el espacio y el tiempo, sobre su naturaleza, es muy complicado y no resulta tan sencillo, la ciencia moderna postula miles de opciones fantasiosas incluso teóricamente posibles, donde el espacio y el tiempo pueden ser franqueados y no resultar un impedimento, sin necesidad de la trascendencia del ser. Creando la posibilidad de llegar antes que el que persigues y que antes no podía ser atrapado.
Respondiendo a tu pregunta sobre si movimiento que implica desplazamiento del ser hacia algo distinto, el no-ser. No creo que se tenga la necesidad de negar el movimiento. Pues, el desplazarse no significa que el ser se convierta en un no-ser. Pues, lo que es, es imposible que no sea y por ende no dejará de ser. Porque por más que cambie al desplazarse sigue siendo algo y sigue guardado cierta esencia. No tiene porque perder sus características de ser al moverse. La vía del no ser es absurda y es conveniente evitarla, pero negar el movimiento no tiene mucho sentido, o por lo menos para mí. Sin negar el movimiento no existe ningún problema.
Si bien comparto tu visión al igual que la de Burkert de que muchas de nuestras concepciones occidentales nacen en el oriente, procura especificar y explicarte mejor.
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