lunes, 6 de agosto de 2007

Unamuno y la agonia.


Quien se asome a la obra filosófica del vasco Miguel de Unamuno, se acerca a la muestra mas conmovedora de humanidad en la filosofía española. Lo suyo, lejos de erigirse en un complejo aparato especulativo con pretensiones trascendentales, es un intento conmovedor por comprender la razón de la existencia humana, del ser-lanzado-al-mundo, pilar fundamental del existencialismo, y del que Unamuno parece estar imbuido. En sus paginas, el lector encontrara reflexiones sin un orden establecido, y entonces su labor sera la de un sicoanalísta, interpretando simbologías y alusiones bíblicas, para buscar su materialización en la España sumida en una cruenta guerra civil. Y es que Unamuno no entiende cual es la razón por la cual, su nación vasca, ha tomado una postura radical y separatista frente a España. Los "intelectualmente pobres" lo tildaron entonces de antipatriota y españolista, pero lo de Unamuno no pasa por burdas caracterizaciones que lo caricaturicen y lleven a encartelarlo bajo determinadas ideologías.

Se escurre, su filosofía es de sutiles matices; y ello, se podrá decir, es propio del existencialismo. Es, en efecto, la lucha ultima, contra sigo mismo, con sus pulsiones Nietzscheanas pugnando entre si y contra su racionalidad pura. Es la desesperación que genera el tener que asumir la doble postura del vasco políticamente correcto y el hombre libre de apasionamientos y "fríamente" racional. Pero de aquella pugna, de la carencia y la tristeza que significa el exilio, lejos de las tierras vascas; en resumen, de la melancolía que entristecía su alma cada vez que se asomaba a ver el mar en Fuerteventura, nacieron sus dos mayores experimentos filosóficos, a saber, "Del sentimiento trágico de la vida" y "La agonía del cristianismo". Y de poco en poco, termino construyendo un sutil y difuso aparato filosófico.

Unamuno, sin pretenderlo, se acerco mucho mas al encuentro de leyes universales
que rigen el comportamiento humano que lo que lo hicieron quienes pretendieron
hacerlo. Es así que Unamuno encuentra a un nivel macro; o sea, social; lo que ocurre en su propia subjetividad. Encuentra el conflicto humano de la elección. Creer en lo inverosímil que plantea una teología (religión), encegecido pero convencido de un fin ultimo. A sabiendas de que algo así como es Espíritu hegeliano se viene desplegando a lo largo de la historia; o, por otro lado, convertirse en un anti-humano, un cyborg puramente racional. Pero aun así, Unamuno nota que lo del positivismo no es la pretensión de hombres científicos capaces de deducir todo a partir de la ciencia; sino que es finalmente el que han denominado "romanticismo de la ciencia". Imagino a la filosofía del vasco como el ying y el yang; en el que el hombre inherentemente conjuga razón e inclinación. Es un hombre unidimensional, totalmente alejado del hombre kantiano, aquel compuesto dual que se desenvuelve en el plano de la razón o la inclinación distintamente. Y todo ello, Unamuno lo encuentra en cada subjetividad del mundo. Es mas, el parte de "su" propia subjetividad, en la que encuentra el conflicto.

Entonces, Unamuno enuncia que eso de ser cristiano es una agonía. Es una lucha ultima en la que estamos solos. Convencernos, aun a cuestas de la irracionalidad, de que la vida tiene un sentido y fin ultimo, dado por la religión; o perder la esperanza y vivir en un sin-sentido racional en el que la falta de indicios nos lleva a la negación de Dios.

Y es por todo ello que Unamuno es cálido. Se respira humanidad en las paginas de sus obras, y los sentidos e interpretaciones que de ella se pueden dar son múltiples. La mía es libre y arbitraria. Los criterios escogidos parten de mi subjetividad; y creo que así debe ser.

No hay comentarios: